Por: Alejandro Villaseñor
.- 30 años después de su partida, el mundo del boxeo sigue mencionando su nombre con orgullo.
Por: Isaac Guerra
El pasado 1 de septiembre marcó un hito significativo en la historia del boxeo. Se cumplieron tres décadas desde que el mundo perdió a una figura icónica, un forjador de campeones y un mentor de ídolos que dejó una huella imborrable en el corazón de México y más allá. Don Pancho Rosales, cuyo legado trasciende el tiempo, partió a la edad de 85 años, víctima de un paro cardíaco, pero su influencia sigue palpable en cada golpe y en cada ring.
La historia de Don Pancho está tejida con la pasión y el esfuerzo que caracterizan al boxeo. Pionero del boxeo mexicano desde 1924, como manager del legendario Luis Villanueva Páramo ‘Kid Azteca’, Julio César Jiménez «Schmeling Yucateco», Tobe de la Rosa, los hermanos Malacara, Manuel «Pulgarcito» Ramos, Memo Diez, Bernabé «Baby» Vázquez, ‘Kid Anáhuac’, «Baby» Arizmendi, Raymundo «Batling» Torres, Armando «Moustro» Castro, Raúl Cruz, Rogelio Lara, Octavio «Famoso» Gómez, Sigfrido Rodríguez, Raúl Tirado, Alejandro Morfín, Alejandro Sanabria, Memo Flores, Juan «Monito» Díaz, «Petrolero» Macías, Fermín «Gallego» Gómez, el colombiano Felipe Orozco y más de 50 campeones nacionales, además del medallista de bronce olímpico de Tokio 1964, Juan Fabila, supo guiar a sus pupilos hacia la gloria mundial en diversas categorías.
Pero fue en México donde su impacto se hizo sentir con mayor fuerza, dirigiendo a una generación dorada de boxeadores que resonaron en los corazones de los aficionados y llevaron el nombre de este país a lo más alto, abriendo las puertas al mercado americano, cubano y mundial.
En su rincón estuvieron campeones como Baby Arizmendi, Raúl "Ratón" Macías, José Becerra, el cubano-mexicano Ultiminio Ramos, Rubén Olivares, Alfonso Zamora, Germán Torres, Alberto «Ratón» Jiménez y Miguel Ángel González.
Cada uno de estos nombres resuena con un eco de triunfo y valentía, una prueba irrefutable de la habilidad de Don Pancho para moldear a verdaderos campeones.
Bajo su tutela, estos pugilistas no solo conquistaron títulos mundiales, sino que dejaron una marca imborrable en la historia del deporte y en el corazón de una nación que vibra con cada puñetazo lanzado.
Don Pancho Rosales peleó como aficionado con el presidente Adolfo López Mateos, donde nació una gran amistad y la idea de la creación del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) ante el monopolio americano de títulos mundiales, compartió una era con otro gran manejador, el fallecido Arturo ‘Cuyo’ Hernández con quien convivió desde la niñez, y juntos llevaron al boxeo mexicano a niveles de gloria inimaginables.
Su rivalidad en el ring era feroz, pero también simbolizaba el apogeo de un deporte que capturaba la atención y los corazones de millones.
Eran dos titanes compitiendo no solo por títulos, sino por el orgullo de sus boxeadores y por el reconocimiento de una nación que adoraba el boxeo.
A pesar del tiempo que ha pasado desde su partida, el legado de Don Pancho sigue vivo en cada golpe lanzado, en cada ring en el que se libra una batalla, y en cada boxeador que camina por su camino bajo las enseñanzas que impartió.
Treinta años después, su presencia sigue siendo una inspiración para todos aquellos que aman este deporte y para aquellos que, gracias a su influencia, se convirtieron en campeones y héroes nacionales.
Se le recuerda con gratitud y respeto a Don Pancho Rosales. Su dedicación, su pasión y su amor por el boxeo dejaron una huella imborrable en la historia y en los corazones de todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo, entrenar bajo su tutela y admirar su legado.
Don Pancho, tu espíritu sigue presente en cada pelea, y tu legado perdurará para siempre en el ring y más allá.